PAMELA HOWARD - Extractos de su libro: "Escenografía (What is Scenografhy?)

La cualidad más importante del escenógrafo consiste en poseer una mirada imaginativa, que le permita transformar los hechos en ficción. El diseño teatral permite que los artistas puedan mezclar el dibujo y la pintura con la lectura. No se trata de una actividad aislada, de hecho no se puede ser diseñador teatral por cuenta propia, hay que trabajar con otra gente. Al comienzo, descubrimos que la psicología va a desempeñar un papel muy importante en la profesión, pues hay que dirigir y motivar equipos muy variados de personas en los que hay desde actores hasta carpinteros. Así, se llega a descubrir que de poco sirve que los diseños estén muy bien hechos; si no se consigue una realización acertada en el taller, por causa de una falta de comunicación o de claridad, jamás obtendremos buenos resultados de la escena. Es fundamental aprender a trabajar con los técnicos, manteniendo siempre el respeto mutuo y con mucho entusiasmo, pues nuestros éxitos dependen de que ellos sientan que también son suyos. Un escenógrafo debe saber ajustar los gastos, establecer prioridades, decidir cuándo y cómo pedir más presupuesto o aceptar los inevitables recortes...
La escenografía no está completa hasta que el intérprete no entra en el espacio escénico y se comunica con el público. Además la escenografía consiste en una declaración conjunta del director y del artista plástico al respecto de su lectura de un texto dramático, de una ópera o de una coreografía, que se presenta al público como un trabajo integrado. Como en cualquier otra colaboración, el resultado final va a depender de la relación que establezcan entre sí, y, como ocurre en otros campos, unas veces funciona mejor que otras. Un escenógrafo tiene la responsabilidad de hacer cuanto sea posible para tomar conciencia de que realizar un espectáculo teatral supone un proceso delicado y complejo, en el que participan el director, el elenco, otros artistas visuales y el equipo técnico. Una buena colaboración no es posible si el diseñador no está dispuesto a hacer más que presentar simples propuestas que muestren su talento artístico, por muy fascinante que eso pueda resultar. El compromiso en escenografía implica observar y considerar el sistema de trabajo del director, los ensayos de los actores, las implicaciones del texto, y saber usar ese conocimiento para liberar el poder visual de la pieza...
El escenógrafo debe intentar lograr una síntesis perfecta entre todos los elementos que conforman un buen espectáculo teatral. Para entender el arte de la escenografía hay que comprender las potencialidades del espacio vacío. Luego viene la palabra, el texto o la música, que transforma ese espacio en un auditorio. A partir de las indicaciones del texto, hay que considerar el contexto del espectáculo para escogerlos elementos más acertados, la combinación de formas y de colores a incluir en una composición espacial que insufle vida al texto, como una revelación. El espacio está muerto mientras los intérpretes no lo habitan o no se convierte en un elemento móvil del cuadro escénico, mostrando la historia que se representa haciendo uso del espacio. Los intérpretes le dan forma al espacio y lo transforman en el discurso de la representación. La colaboración entre los creadores teatrales a menudo se canaliza a través de las propuestas del director y en esa confluencia el espacio vacío cobra vida y adopta la forma que mejor se adapta a las necesidades del espectáculo. El último elemento para completar el círculo son los espectadores, que ocupan un espacio compartido en el edificio teatral y que son la razón última de la creación escénica. La escenografía no hace más que considerar estos siete aspectos, procurando que tengan el mismo peso e importancia en una producción teatral integrada, en que cada elemento nace y depende de los restantes...
Cuando un artista decide trabajar en teatro como escenógrafo, debe aprender a trabajar con el director y saber incorporar sus ideas, leer el texto con los ojos de un escritor y usar la imaginación para crear espacios acertados para los espectáculos...
Para poder contribuir de verdad a crear un espectáculo, un escenógrafo debe conocer el texto tan bien como a los actores o al director:
1. Lectura en voz alta de la obra. No se puede dejar pasar un fragmento que no se entienda. Todo el mundo puede interrumpir y preguntar a quien lee: ¿Qué quieres decir con eso?
2. Fragmentación del texto en unidades comprensibles. Así los elementos de la fábula se hacen visibles y se pueden ordenar en una lista de frases breves que comienzan con el sintagma "en la que...", "en la que una persona hace algo a alguien, lo que provoca una acción". Las palabras que se utilizan deben ser precisas y dinámicas. Así se construye un esqueleto del espectáculo...
3. Esas "en la que..." pasan a ser los títulos de los primeros dibujos con imágenes del espectáculo, que crean una especie de banda diseñada que refleja la acción y el desenvolvimiento de la fábula. Resulta necesario incluir en estos dibujos el número exacto de personas que intervienen en cada escena, pues nos indicará el espacio que precisamos. (Son anotaciones realizadas con rapidez, no obras de arte, pues el dibujo se utiliza como medio de comunicación).
4. Crear en una única lámina un diagrama con la estructura completa de todo el espectáculo. Se comienza con una columna vertical colocada en el lado izquierdo de la lámina y en la que se anotan los nombres y algún rasgo de los personajes. En la parte superior se hace un listado con las escenas y con la información precisa como números de página, hora del día, localización... Luego hay que crear una cuadrícula en la que se anota la información relativa al mobiliario, útiles o efectos escénicos. La idea es que con este diagrama podamos visualizar la forma y desarrollo del espectáculo en su conjunto. Es bueno decorar estos diagramas y cuando los lugares se repitan pintarlos de colores diferentes.
5. Situar en cada cuadro la primera aparición de cada personaje por escena, señalando si se precisa cambio de vestuario.
6. "Cuando la mano registra lo que ven los ojos, la memoria también trabaja".
7. Tendremos la información: qué hace cada personaje en cada escena, cuántas personas intervienen en cada escena y los elementos que precisan, desde el mobiliario hasta elementos escénicos. Posibilidades de doblar personajes y el tiempo entre las escenas, intervalos con que cuentan los actores para salir y entrar después de cambiar el vestuario. Extensión de las escenas, qué escenas habrá que preparar antes de que el espectáculo comience. Posibles problemas técnicos a tener en cuenta en el presupuesto de la producción por necesidades del texto o de su escenificación.
8. Volviendo al listado de "En la que..." podemos situar los puntos clave de la fábula en cada escena y ya podemos empezar a diseñarlas considerando el espacio escénico.
9. Conocer a los personajes como si fuesen tus amigos. Lo que dicen de ellos mismos, lo que dicen los demás de ellos, lo que dicen ellos de los demás... Construyendo un retrato robot de cada personaje en función de cómo se ven a sí mismos y cómo los ven los demás, señalando la altura, la apariencia física, clase y posición social. Escribir un breve monólogo, como si escribiese en su diario, sobre las relaciones de los demás y las situaciones a medida que se van desarrollando. Estos escritos reflejan la trayectoria de los personajes a lo largo del texto y aportan información para el diseño del vestuario.
10. Volver a "En la que..." y con toda la información recogida dibujar imágenes que remitan a momentos específicos de la obra, creando un guión escenográfico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario